El primer paso que ejecuto para impartir asesoría y clases es preguntar al alumno qué quiere, cuál es su objetivo al escribir. La razón de esto es que el profesor no dicta el camino sino que guía al alumno.

La escritura requiere, sobre todo, práctica, así que pido al alumno que escriba desde el día uno. De acuerdo a lo que presenta le proporciono las herramientas teóricas que requiere: redacción, teoría dramática, análisis de textos y películas, psicología aplicada la creación literaria, etcétera. Así aprende al tiempo que avanza sin que la teoría aburra, cansé o desvíe del verdadero objetivo: expresar, decirle al mundo quién soy.

De manera simultanea al avance en teoría realizo ejercicios para que el alumno explore su interior: anhelos, recuerdos, miedos; pues la escritura es auténtica cuando surge del interior. Este método sirve para cualquier tipo de texto: desde una novela hasta un texto académico.

Mi propuesta es unir la ingeniería y el sentimiento a fin de lograr textos lógicos, bien estructurados y llenos de emoción y de la verdad profunda del autor. Escribir es decir con emoción.

En resumen, ofrezco al alumno que escriba lo que desea de manera inmediata al tiempo que aprende teoría y explora su ser interno.

El plazo para terminar el proyecto depende de la dedicación del alumno. Para apoyarlo doy seguimiento entre clases de su avance a través de correo y WhatsApp o Telegram. Por esos medios le envío material que le acercan a su objetivo.

Escribe desde el primer día.