Todo el tiempo estamos aprendiendo, estemos conscientes de ello o no. Aprendemos hábitos saludables y aprendemos también a desarrollar hábitos que al final resultan no ser tan beneficiosos para nuestras vidas.
La propuesta sería dirigir conscientemente este espacio de aprendizaje en una co-construcción, poder generar una dinámica de grupo enriquecedora para todos los participantes en la que todos aportan desde su perspectiva compartiendo saberes, experiencias, opiniones, dudas, acuerdos o desacuerdos; todo con un sólo objetivo, ampliar el conocimiento de los participantes.
Disfrutar es algo básico en los procesos de aprendizaje. El hecho mismo de generar un conocimiento nuevo, una perspectiva distinta puede ser en sí mismo placentero sin embargo, en el contexto del un proceso de enseñanza-aprendizaje pueden existir múltiples factores que aporten al proceso en sí mismo así como al disfrute de los participantes, ya sea a través de la convivencia, el intercambio de ideas respetuoso, juegos y prácticas que desatan dinámicas sociales en las que podemos ampliar nuestra perspectiva como individuos pues al final, lo que considero más valioso de todo esto, es que podamos ponerlo en práctica también fuera del contexto académico y en ese sentido, aprender a co-construir una mejor sociedad, una sociedad que merezca la pena ser vivida.
Y en ese mismo orden de ideas, el juego es una gran herramienta para reconectar con el gusto por el aprendizaje, la motivación para lograr objetivos en la vida y establecer relaciones interpersonales saludables. El juego nos permite recordar la importancia de muchos aspectos en la vida como las reglas y su función, el respeto, el disfrute y la alegría por existir y compartir como humanos y entonces así quizá podamos co-construir una mejor sociedad para nosotros y para las futuras generaciones.