Reciba un cordial saludo. Mi nombre es José Francisco Martínez y soy egresado de la carrera Estudios Literarios de la Universidad Nacional de Colombia. Cuento con experiencia de más de tres años impartiendo clases particulares a estudiantes de bachillerato en las áreas de español y literatura. Mis clases parten de un principio elemental: aquellas personas que son lectoras asiduas desarrollan, de...
Reciba un cordial saludo. Mi nombre es José Francisco Martínez y soy egresado de la carrera Estudios Literarios de la Universidad Nacional de Colombia. Cuento con experiencia de más de tres años impartiendo clases particulares a estudiantes de bachillerato en las áreas de español y literatura. Mis clases parten de un principio elemental: aquellas personas que son lectoras asiduas desarrollan, de forma natural, las principales competencias de la lengua, lo que no solo les permite obtener notas sobresalientes en las instituciones educativas, sino valorar la realidad social en la que están inmersas a partir de una perspectiva crítica que les garantiza mayor éxito a nivel profesional. Por tanto, considero que promover el amor por la lectura, preferentemente de textos literarios, es una primera tarea que llevo de antemano a cada sesión. Sin embargo, según el perfil de cada alumno, los tipos de textos pueden variar. Puede haber personas que apenas han leído un libro en su vida, mientras otras los cuentan por decenas. A partir del primer encuentro, evalúo el nivel educativo de cada estudiante y elijo las lecturas que considero más adecuadas. Esto no es un proceso fácil e implica un tiempo, pero de llegar a tener éxito, puedo garantizar que la gran mayoría de dificultades lingüísticas se terminará resolviendo progresivamente y sin ningún traumatismo.
En segundo lugar, dejando de lado este primer reto que constituye hacer de la lectura una necesidad (ojalá como el mismo sueño o la comida), sé que la inmensa mayoría de personas que acude a un docente lo hace por alguna necesidad escolar inmediata, como una lista de categorías gramaticales que se debe memorizar para aprobar un examen, el repaso de algún periodo de la historia de la literatura o la redacción de un ensayo sobre una novela leída. Por ello, una segunda etapa de mi metodología consiste en indicar algunos conceptos claves, con ejemplos concretos y de fácil comprensión, que favorezcan suplir esa necesidad inmediata. Para esto, lo mejor es traer elementos propios de la cotidianidad de cada alumno, con el fin de acercar la lengua a su vida, con la mayor familiaridad y simpleza.
Y por último, a nivel personal, considero que la literatura ha sido una elección de vida que asumí desde mis primeras experiencias textuales, y pienso que una de las mejores maneras de promoverla es por medio de la docencia. De esta, a parte de una modesta remuneración, obtengo por lo menos dos cosas significativas: la lectura (o re-lectura) que hago de varios y diversos libros y la satisfacción de contribuir en la formación de personas que seguramente llegarán a ver la realidad con nuevos ojos, ojos de lector.