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Traductor vs Diccionario: ¿Amigos o ribales?

Cuando se es docente de lenguas extranjeras, particularmente de inglés, uno de los mayores conflictos es intentar suprimir en los estudiantes el uso indiscriminado del traductor.Lógicamente en los primeros niveles es esencial para los estudiantes poder contar con un respaldo para enriquecer su vocabulario y tener la posibilidad de corroborar y corregir cuando su profesor no está cerca; las opciones más cercanas son los diccionarios en línea o los traductores, pero este primero tiende a tener la desventaja respecto de la segunda opción ya que el estudiante considera que debe buscar palabra por palabra los significados, lo cual tiende a ser un proceso poco práctico e incluso infructuoso, pues al tratarse de una expresión completa, puede caber la posibilidad de que no se encuentre entre las definiciones obtenidas o simplemente de que la traducción sea otra. Entonces, ¿Cuál es la mejor opción?

Por un lado tenemos que el uso del diccionario, si bien es usualmente para buscar palabras, no es un limitante exclusivo a las posilibidades que ofrece: hoy en día muchos diccionarios cuentan con la opción de traducir frases de mediana complejidad e incluso brindan opciones contextualizadas con ejemplos reales que el estudiante puede comparar para encontrar la definición correcta en el caso de palabras con varios significados. Por otro lado, presenta la opción de ver todos los significados posibles, con lo cual el estudiante no sólo adquiere nuevo vocabulario sino que además puede vislumbrar todas sus posibilidades, potenciando así su memorización y uso eficaz de la lengua. Además, en los casos de expresiónes con diferentes significados según el dialecto, el diccionario suele ofrecer la información geográfica de su uso, con lo cual el estudiante recibe una información adicional que no está presente en el traductor. En resumen, el diccionario suele ser preciso, confiable, y brindar mucha más información sobre cómo usar la lengua.

Pese a todas las ventajas, sigue siendo un elemento relegado dentro de muchas clases, y su uso es especialmente difícil entre los adolescentes dado que la mayoría de ellos tienen una actitud siempre descomplicada ante la vida, algunos no tienen un interés genuino por aprender inglés o lo ven como algo mucho más sencillo (sin necesidad de aprender gramática). Esto, sumado a un entorno poco exigente hace que por más que se les propongan buenos diccionarios u otros métodos de memorización, los estudiantes muchas veces terminen por recurrir al uso del traductor con fatales consecuencias para su aprendizaje.

Obviamente la idea no es satanizar el uso de esta herramienta, pues lo cierto es que cumple su función dentro del aprendizaje y va mucho más allá de una traducción instantánea. El traductor es una buena herramienta para los casos en que:

  • Se tienen dudas respecto de una frase o expresión completa.
  • La expresión buscada es demasiado específica y no se encuentra en el diccionario.
  • La palabra o expresión presenta múltiples ambigüedades y se debe verificar en ambas direcciones de traduccion (español- inglés e inglés-español, por ejemplo) para estar del todo seguros.
  • Verificar la redacción y coherencia en un texto completo o párrafo.

Ahora bien, esto por el lado de las posibilidades que nos ofrecen, pero vale la pena recordar que el traductor es una herramienta preprogramada, con un número finito de posibilidades de respuesta que son seleccionadas de modo arbitrario y que no necesariamente van acorde con el contexto. Para ser más específicos, el gran problema con el traductor es que no ofrece un contexto fiable pues aún falta mucho para que buena parte de ellos puedan ser desarrollados con la presición del contexto particular e incluso para que pueda detectar ambigüedades particulares en un dialecto o coloquialismos y no realizar una traducción "literal". Algunos consejos útiles son:

  • Revisar la ortografía y puntuación: aunque muchos traductores han avanzado mucho en la interpretación de datos, no todos tienen la capacidad de, por ejemplo, diferenciar una pregunta de una afirmación sin los signos y la acentuación adecuada.
  • Utilizar el dialecto estandar: los traductores por lo general trabajan con la versión estandar (o "bien hablada") de una lengua, así que incluír coloquialismos puede hacernos entrar en dificultades pues no todos incluyen una "versión" equivalente en lengua extranjera. La simpleza facilitará el proceso.
  • Si la traducción ofrecida no resulta del todo satisfactoria, se puede probar con sinónimos o equivalentes.
  • Siempre la primera opción debe ser el diccionario, ya que muchos de ellos incluyen frases contextualizadas y ayudas que permiten encontrar con presición lo que se está buscando.

De esta manera, el uso del traductor puede complementar muy bien el proceso de enseñanza de una lengua extranjera y convertirse en un gran aliado.

¡Exitos!