Lo anterior sumado a los diversos aspectos técnicos del uso de los diferentes medios digitales de comunicación que ya sucede entre maestros y alumnos, o entre los miembros de un equipo de trabajo que se encuentran separados geográficamente, nos ha llevado a todos y cada uno a sumergirnos en una dinámica apresurada e improvisada para realizar de una nueva forma nuestras actividades laborales y académicas.
Toda esta actividad y nuevas rutinas están mezclándose ahora con nuestra rutina en el hogar; ahora, las labores académicas y del trabajo suceden en un mismo espacio físico, o dicho de otro modo; tenemos tres facetas de la vida de una familia sucediendo en un mismo espacio.
Hace unos cuantos años atrás, los expertos recomendaban siempre tener separadas las actividades laborales y las actividades del hogar y familiares, buscando que el trabajo y la familia estuvieran en espacios y horarios diferentes en medida de lo posible, esto con el fin de tener un sano ambiente familiar y laboral respectivamente, dando la debida atención, concentración y tiempo a cada faceta de vida, además de permitir enfocarnos más a cada cosa y en su respectiva ubicación y tiempo determinado; pero ¿Qué ha pasado ahora que nuestra escuela, nuestro trabajo y nuestra familia ahora coexisten en el mismo espacio físico?
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Esto nos lleva de manera particular y dentro del núcleo familiar a reflexionar y replantearnos la forma de como podremos reconstruir y definir la debida separación de actividades y rutinas en esta nueva manera de vivir o nueva normalidad; esto tiene que suceder de manera pronta mientras llegamos a un punto de equilibrio. Esta situación de mezcla de rutinas nos puede causar una serie de problemas durante el proceso. Por eso, en este artículo te escribo algunos consejos que podrían ser de utilidad para hacer más fácil la separación del trabajo, la escuela y la familia, y también prestar la debida atención y dedicación a cada rutina y actividad:
1.- Contempla la programación de un horario dedicado a cada actividad que desarrolles, ya sea laboral, académica y familiar. El determinar intervalos de tiempo de cada cosa, ya sea productiva o de aprendizaje, nos ayuda a mejorar la concentración, la dedicación y la atención sobre cada labor, incluyendo las labores domésticas y de mantenimiento e higiene del hogar.
2.- Procura arreglarte como si fueses a trabajar/estudiar. Aunque no salgamos de la casa, o no pasemos del límite de la sala o de tu habitación, procura seguir un hábito de arreglarte, peinarte y verte lo mejor posible tal y como te preparabas cuando antes cotidianamente podías salir; esto nos ayuda a concentrarnos al momento de estar en el horario destinado para trabajar o estudiar; además es bueno estar presentable por si en un momento dado se requiere que participes en una videollamada.
3.- Es importante destinar un espacio físico para poder trabajar/estudiar. De momento y de manera improvisada, nuestras salas, recámaras y comedores se convirtieron en oficinas y/o salones improvisados, aunque esto nos ha ayudado a cumplir con lo que tenemos por hacer, podría ser que en un largo plazo el espacio improvisado nos pueda causar malestares por mala postura o incomodidades, y que nos empiece a provocar que la incomodidad acumulada nos complique un poco las cosas; por lo cual en medida de lo posible, busca un espacio dentro de la casa el cual te permita tener un lugar libre de distracciones y donde tú puedas estar lo más cómodo posible, que esté libre de ruido ambiental y que puedas tener un buen escenario de fondo útil para cuando tengas alguna sesión en videollamada.
Estos tres puntos son el principio básico para poder tener un espacio y un tiempo de trabajo donde puedas realizar tus actividades de manera más cómoda y funcional, y ahí podrás concentrarte mejor y hacer uso de toda tu imaginación, de tu talento y tu creatividad para poder tener buenos resultados en un lugar que es de tu agrado.
Saludos.
Alfredo González Aguilar