Las clases particulares no son para vagos ni para torpes, solo son etiquetas que nosotros mismos inventamos.
Es un apoyo, una forma de entender mucho mejor y de manera adaptada, los conocimientos que se imparten en centros o incluso cuando una persona es autodidacta.
Por ello, debemos entender que las clases particulares son un complemento a las clases realizadas en centros por profesores, hay que tener una base para que éstas sean efectivas. Por el contrario, se pueden adaptar para empezar desde cero o desde dónde la persona haya avanzado.
La primera de las calidades de un profesor particular es su capacidad de adaptación.
Un profesor particular debe saber adaptarse a cualquier alumno y a cualquier situación y tiene que saber cuestionarse a sí mismo.
Por supuesto, la preparación de las clases es indispensable, pero tampoco se trata de aferrarse a una metodología si esta no conviene a tu alumno.
Cada alumno es diferente y necesitará una atención particular y puede que de un método particular. Tendrás que encontrar la mejor forma de transmitirle tu saber y tus conocimientos.
¿No entiende el enunciado de un ejercicio?
Tendrás que explicárselo de otro modo, incluso reescribirlo para que el alumno entienda lo que tiene que hacer.
¿A tu alumno le cuesta entender una lección en concreto? Intenta comprender lo que le bloquea y proponle un método para aprender mejor.