Cuando comencé la carrera de arquitectura, en el primer año y parte del segundo, debíamos entregar los planos, croquis y todo lo que sea la representación de nuestra idea, a mano.
En los años siguientes, ya era obligación que las entregas estuvieran digitalizadas. Pero, ¿Qué me paso aquí? Bueno, a decir verdad, no me gustó nada. Sentía que el proceso creativo no podía reducirse a dibujar a través de la computadora.
Más allá de eso, cuando realizaba correcciones con mis docentes, solía ir con los bocetos hechos a lápiz o tinta. Algunos buenos docentes me lo permitían, otros no.
En fin, ¿Por qué tenía tanta insistencia en dibujar a mano?
Cuando bocetamos a mano, tenemos más noción del espacio y la escala a la cual estamos dibujando. Esa noción de espacio real es fundamental a la hora de diseñar ya que nos hace ver que el mismo es limitado, es decir, si estamos trabajando en una hoja tamaño A4 es muy factible que desarrollemos un proyecto en escala 1:200 o 1:100. En cambio, si usamos una hoja A2, ya podríamos pesar en una escala más grande o bien trabajar en una porción de ciudad. Lo mismo pasa con cualquier otro dibujo que no esté relacionado a la arquitectura. El dibujar en una hoja más grande nos hará ser conscientes de todos los detalles que le podemos sumar a la composición.
A continuación les dejo uno de mis bocetos. Es un estudio de diseño de huerta en un balcón sur, siendo como objetivo la formulación de un jardín-huerta en pequeños espacios.
En el espacio virtual, es decir, aquel espacio que nos ofrecen los programas digitales, es un espacio casi “infinito” en algunos programas, o son espacios que se pueden cambiar de escala de forma muy sencilla. Por lo que la relación de nuestro cerebro con aquel mundillo virtual, es otra. Todo el espacio se reduce a una pantalla, ya sea la del ordenador, la Tablet y hasta algunos casos el Smartphone. Y no es la relación directa del cerebro al movimiento de la mano al dibujar, esa relación que formula de forma inmediata la idea al dibujo.
Con todo esto, no quiero decir que estoy en contra de los dibujos digitales. Por supuesto que son una gran herramienta. Sin embargo es eso: una herramienta. No nuestras manos, que pueden no solo dibujar, sino también sentir.
Vivimos en un espacio de tres dimensiones, del cual nosotros somos parte, por lo que el hecho de formular ideas en tres dimensiones, ya sea un objeto, una casa o hasta el diseño de algún packaging, podemos tomarlo de la directa realidad. Es decir, podemos comenzar bocetando figuras simples de nuestro entorno, estudiando las luces, las sombras, en el caso de una vivienda la orientación de la misma, las formas, los materiales, etc. Este estudio previo, es necesario para la formulación de ideas, que es lo que se empieza con bocetado rápido. Y luego se sigue con hilar más fino e ir llevando todo ello a una escala, composición, etc.
Por eso, les aconsejo que jamás comiencen dibujando desde la computadora, que hagan un trabajo previo de dibujos y dibujos de su idea. Investiguen texturas, formas, el efecto de la luz, los colores, los pesos visuales, etc.
En la siguiente imagen se puede ver el estudio de las luces y sombras de un cubo. Esto nos permite entender de forma rápida la proyección de las sombras y la incidencia de la luz en un objeto. Sirve para aplicarlo en cualquier diseño e incluso si queremos pintar un cuadro.
Respetar el proceso de bocetado, investigación y estudio es muy importante. Por eso, cuando me preguntan si enseño dibujo digital, me aseguro de que hayan pasado por este proceso previamente. En mis clases de dibujo, les enseño a trabajar paso a paso en lo que sea diseño o composición, interpretando el espacio en tres dimensiones y llevándolo a un plano de dos dimensiones. Con esta forma de trabajar, les doy a mis estudiantes más libertad creativa, siendo que se pueden ayudar con la realidad.