¿Qué es la expresión? La pregunta más emblemática de la interpretación musical

El tema de la expresión es la pregunta existencial del arte. Para intentar encontrar una respuesta o al menos formular una reflexión al respecto haría falta dar un paso atrás y ver por qué el arte existe y para qué lo necesitamos.

La especie humana cuenta con una historia de varios millones de años, por desgracia no sabemos mucho respecto a la vida de nuestros ancestros más lejanos. Sin embargo, encontramos algunos vestigios de su presencia en este planeta. Y si algo ha quedado de su actividad son las herramientas que utilizaban en lo cotidiano y el arte (sean pinturas en las paredes, pequeñas o grandes esculturas o estructuras arquitectónicas). En cuanto a las herramientas queda evidente su necesidad para la supervivencia humana, ya que no gozamos de ninguna ventaja física que nos pudiera ser útil en una lucha contra un tigre o para la caza de un mamífero grande. Todo lo que representa la civilización de hoy en día es la perfección y la aglomeración de todo tipo de herramientas que en su momento sirvieron para compensar nuestra incompetencia biológica frente a las adversidades de la naturaleza. De modo que cualquier avance tecnológico de ahora no es más que una extensión de las lanzas y cuchillos primitivos, hasta el microndas no es más que un sustituto de la hoguera ancestral.

Todo lo que produce la tecnología y sus avances son cosas que tienen una clara funcionalidad, sea el coche, el smartphone o el robot de cocina. Todos estos objetos nos simplifican la vida (al menos su parte más funcional) y eso es innegable. Pero ¿Por qué surgió el arte? ¿Por qué nuestros ancestros quisieron dibujar algo en las paredes? La respuesta a esa pregunta está en lo mismo que explica la proliferación de la tecnología, y está en nuestra biología. Los humanos tenemos la consciencia de nuestra existencia y de su brevedad. Nos hacemos preguntas sobre el pasado y el futuro, sobre nuestro presente y la finalidad de nuestra vida. Todavía no lo sabemos todo sobre los animales pero dudo que una vaca se pregunte a sí misma qué está haciendo con su vida mientras mastica la hierba, y si su madre estaría orgullosa de ella, o si sus hijos deberían pastar en el mismo campo o buscar mejores oportunidades...

Cuando digo esto no me refiero a que los animales son tontos, todo lo contrario. Están liberados de la posibilidad de hacerse preguntas inútiles que no tienen respuesta. Pero los humanos no. Y las preguntas inútiles son parte de nuestra existencia y requieren una reflexión que no tiene finalidad. Ahí es donde entra el arte, porque el arte no es una herramienta para la supervivencia, nadie se muere por no ver un cuadro de Claude Monet ni necesita escuchar a Beethoven para sobrevivir. Sin embargo el humano no puede vivir sin el arte porque es la única actividad humana que refleja todas estas preguntas y reflexiones sobre nuestra existencia y que son inherentes a nuestra biología. Así que los humanos tenemos dos tipos de actividad: la funcional (herramientas) y la introspectiva (el arte). Los animales no hacen arte pero son capaces de utilizar herramientas cuando es necesario, lo cual identifica el arte como una de las pocas cosas que nos distingue de los animales.

Ahora que hemos rehabilitado el arte habría que entender ¿Cuál es su instrumento? Si el arte es la reflexión sobre la existencia significa que todos como humanos la compartimos, pero hay una inmensa cantidad de aspectos de la vida que tienen que quedar reflejados en el arte y deben encontrar una repercusión en el observador. Las ideas o reflexiones que uno quiera trasmitir necesitan de un vehículo, sea el lenguaje (literatura, poesía), la imagen (pintura, escultura, arquitectura) el sonido (la música), o la fusión de todos - teatro, cine. Una vez elegido el vehículo de transmisión necesitamos hacernos entender para provocar la reflexión en el otro. El hacernos entender es la expresión. Pero ahí es importante determinar en qué consiste la expresión en el arte en general y en la música en particular.

Para poder expresar cualquier cosa se necesita el conocimiento del medio a través del cual uno quiera expresarse. Un pintor necesita aprender técnicas de pintura para poder encontrar su propio estilo, un director de cine tiene que saber cómo se hacen las películas para poder hacer una, así como, por supuesto, un pianista tiene que saber tocar el piano para interpretar una pieza. De modo que hablamos de una técnica particular que es propia de cada arte.

Sin embargo el conocimiento de la técnica no es suficiente para la expresión artística. Ya que es tan solo el vehículo de transmisión pero no el mensaje en sí. Uno puede perfeccionar su técnica hasta el infinito (como especialmente se ha visto entre los pianistas modernos), pero no encontrará la repercusión en el público (aparte de la exclamación: "¡Qué dedos tiene!") porque su vehículo no "transporta" nada. Es vital para el arte tener un mensaje, una idea, un sentimiento, una reflexión para encontrar respuesta en el otro. Se trata de encontrar las ideas y los pensamientos que nos unen a todos.

Así que la expresión no es alzar la mirada al techo mientras uno toca un preludio de Chopin o saltar en la banqueta al tocar las sonatas de Beethoven, ni tampoco se trata de tocar tan pianissimo que el público tenga que inclinarse hacia el escenario para oír algo. Todo esto son "efectos especiales" que intentan compensar la falta del contenido. La expresión se aguanta en dos pilares - la idea y la técnica. La idea es el motor para la creación pero sin la técnica la creación es imposible. La idea y la técnica son interdependientes e indispensables para la expresión y, en definitiva, para el arte. Así que la expresión tiene mil caras y es muy empobrecedor pensar que el arte debe ser siempre "bonito". Mas bien trata de reflejar la multitud de aspectos de nuestra existencia y no de "peinarlos" para que pierdan la relación con la realidad. Entenderlo es el primer paso para comprender la expresión.

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