El placer de enseñar, un arte difícil de manejar y llevar a cabo, pero con una gran recompensa

Me dispongo a contaros en este post mis razones de por qué comencé a enseñar. Todo comenzó cuando era aún más crío de lo que soy ahora (22 años), en mi época en el colegio. Las buenas notas y los halagos de mis profesores invadían constantemente mi expediente y mi estado de ánimo de buenas noticias y felicidad y mi buena capacidad de socializar hizo que mis amigos y compañeros empezasen a verme como una posible ayuda con algunos de sus problemas además de buen amigo.

Empecé enseñando durante mi etapa en E.S.O matemáticas, inglés, física y química, mis ganas de ayudar no cesaron pese al tiempo que conllevaba. Mis compañeras y amigas Elena y Judith fueron las más beneficiadas de todo esto, ya que sacaban hasta mas nota que yo inclusive! en dichas materias tras ayudarlas con sus dudas. Todo esto acabó pasando como todo en esta buena vida a un segundo plano en cierto momento de mi niñez.

Después pasamos al instituto y los estudios superiores en mi universidad (Graduado en Biología Sanitaria) donde ya nos adentramos en una nueva etapa en esa pequeña vocación que empecé a desarrollar desde bien chiquitito en esto de enseñar, aprobé el examen de nivel B1 y comenzó mi andadura con las enseñanzas con el inglés. Alejandro de 3 de E.S.O, otra vez mi amiga Elena para poder aprobar selectividad y sacarse el graduado, Sara, esa chica maravillosa y super trabajadora que supo sacar un curso adelante en mes y medio, Alberto, un chico con déficit de atención que pudo terminar su graduado en E.S.O y poder dedicarse hoy en día a su más plena vocación, la peluquería, Miguel, Jorge (un chico de 3 de primaria que empezó la carrera con el inglés desde bien atrás y acabó compitiendo con los mejores de su clase en el año y medio que pudimos compartir), Mónica, una trabajadora nata que en nuestros ratos libres dedicabámos a mejorar y ganar confianza en este idioma tan ''dichoso'' en definitiva, todos casos de una índole u otra pero cada cual único y maravilloso de experimentar, por que no hay mayor placer para un profesor que ver que su alumno mejora y aprende y que disfruta con el trabajo que realizas, cumpliendo sus objetivos y sacando adelante sus problemas del día a día, por que en definitiva....

No hay mayor placer en esta vida que el de enseñar.