Muchas veces, los profesores nos encontramos ante los siguientes motivos por los que los alumnos necesitan clases particulares de matemáticas:
Padres: ''Es que a mi hijo/a le cuesta mucho entenderlas...''.
Alumnos: ''No se hacerlo porque no lo entiendo...''.
Resulta dificil escuchar este tipo de razones cuando se trata de asignaturas como, por ejemplo historia. He de decir que, en más de una ocasión, he escuchado calificar a esta asignatura como 'de estudiar', pareciendo a veces que en las matemáticas solamente importa 'entender'.
No estoy planteando una dicotomía estudiar-entender dentro del aprendizaje. Lo que planteo es que, en gran medida, el entendimiento se consigue con el estudio. Es decir, dedicando horas a la asignatura, de lectura y memorización.
Las matemáticas constan, en gran parte, de procedimientos. Los procedimientos se estudian, se memorizan; en muchas ocasiones pueden aplicarse sin entender lo que estamos haciendo, tan solo siguiendo y copiando los pasos de los que constan. Y finalmente, cuando ya hemos interiorizado dichos procedimientos, podemos llegar a entender lo que estamos haciendo.
Con esta publicación no quisiera que se entendiese que en las matemáticas no hace falta entender lo que se hace. De hecho, creo que el principal objetivo que debe perseguir nuestra asignatura debe ser el de hacer pensar a los alumnos. Es, sin duda, la herramienta más útil que se llevarán para la vida.
Pero, para poder llegar a trabajar esa faceta, es absolutamente necesario que haya estudio por delante. Y además, sobre lo que quiero que se reflexione (volviendo al inicio de la publicación) es sobre la incoherencia que, en muchas ocasiones, se da con la pretensión de obtener buenos resultados en las notas y el método para llegar a ello.
Será muy importante entender las matemáticas para obtener los resultados deseados, pero más importante aun será dedicar horas de estudio para obtener dichos resultados, y para entender lo que estamos haciendo.