Cuando vamos a hacer un ejercicio de listening, les digo a mis alumnos lo que solían decir mis profesores: “No os preocupéis si no lo entendéis todo, con entender ciertas palabras es suficiente” ¿Qué sucede cuando nos dicen esto en una clase de inglés? Normalmente escuchamos esta afirmación en silencio, aparentemente resignados al hecho de que no vamos a entender gran parte de lo que vamos a escuchar, pero en nuestro interior bulle la rebeldía y la desconfianza. Nos repatea muchísimo no entenderlo todo y no creemos que vayamos a ser capaces de poder contestar correctamente las preguntas del ejercicio. La mayoría de las veces, sin embargo, nos llevamos una agradable sorpresa al ver que hemos realizado el ejercicio mucho mejor de lo que esperábamos. El profe tenía razón, después de todo. Nos proponemos entonces no volver a dudar más de él y de nuestra capacidad. Normalmente este noble propósito suele durar hasta el próximo ejercicio de listening.
Seguimos haciendo ejercicios de listening uno tras otro hasta el día del examen y resulta que aprobamos. Pero la duda persiste: “Sí, vale, soy capaz de aprobar el examen pero, ¿qué pasaría si fuera a un país de habla inglesa? ¿Sería posible que me defendiera entendiendo solo unas cuantas palabras?
Imaginemos que ese alumno desconfiado y rebelde se llama Manolo. Manolo ha decidido ir a Inglaterra con unos amigos a pasar sus vacaciones y de paso a hablar inglés. Su nivel es intermedio alto y está muy contento porque el nivel de sus amigos es bastante más bajo, con lo cual él tendrá que hacer de intérprete y podrá practicar más el idioma.Su felicidad se desvanece de repente cuando llega el momento de la verdad. Manolo y sus amigos están en un Fish and Chips y van a encargar comida para llevar. Sus amigos le empujan hacia la barra y de dicen aquello de: “Ya que sabes más inglés, pide tú la comida”.
Y allá va Manolo con el corazón palpitante. Las dudas sentidas durante los ejercicios de listening realizados durante toda su vida vuelven con fuerza y se materializan en una sola pregunta: “¿Entenderé lo que me digan?”
La sonrisa de la camarera pelirroja le anima y se lanza. Realiza el pedido alzando la voz entre el bullicio del establecimiento . Cuando termina de hablar mira ansioso a la pelirroja que le dice algo como: “mdjehfne kejcjenckek swkcjdjdm or to take away? El cerebro de Manolo, entrenado por los ejercicios de listening, recoge las únicas palabras inteligibles: “to take away” “para llevar a casa”, las procesa rápidamente y elige la respuesta. Manolo, sin poder creer lo que está sucediendo, contesta : “to take away, please”. La camarera asiente y se marcha a por el pedido. Manolo está feliz de nuevo. Lo ha conseguido. Ha realizado con éxito la misión encomendada y su confianza experimenta un subidón. Los ejercicios de listening sí son útiles. El fish and chips está buenísimo y los amigos deciden que repetirán otro día. Manolo está que se sale. Recuerda cómo la pelirroja de ojos verdes le entregó las bolsas de comida sonriendo a la vez que decía: “Thank you, love” Paladea mentalmente la palabra: “love” Ese “love” tiene mucha tela, piensa.