Como especialista en desarrollo organizacional y capital humano, me he dado cuenta, que los jóvenes emprendedores y jóvenes empresarios confunden demasiado el liderazgo. Están buscando crecer y generar un gran impacto en la sociedad (lo que sea que eso signifique) y quieren tener un propósito con lo que están haciendo y eso me encanta.
El problema es que aún cuando consiguen lo anterior por alguna extraña razón aun no son felices o exitosos. Y eso es porque no se entiende el contexto emprendedor. Existen, al menos, cuatro características que hay que desarrollar. De estas cuatro piezas se compone esta propuesta para mentoría.
Tipo de mentor 1
Según la psicoterapeuta Amy Morín en su artículo Errores de crianza que dañan la autoestima, muchos de los nuevos emprendedores o empresarios crecimos con la idea de que podíamos tener todo lo que quisiéramos en la vida solo por quererlo. Incluso estas estrategias fallidas de crianza las mencionas personalidades como Demian Bucay u Omar Villalobos en sus conferencias.
Algunos de mis alumnos obtienen 10 de calificación en sus materias no porque se lo merezcan, sino porque los padres se quejan en la universidad y para evitar problemas o incluso evitar perder su empleo, el docente termina regalando un 10.
Lo que pasa es que tomas a este grupo de nuevos emprendedores que se gradúan e inevitablemente caen en el mundo real. Y en un instante se dan cuenta que sus padres no pueden conseguirles un crecimiento rápido en una empresa o un ascenso, y que realmente consiguen NADA cuando llegan al último que todos. Y esto genera que tengamos a una generación con autoestima más baja y llena de carencias y frustraciones.
Un mentor que necesitan los emprendedores y empresarios jóvenes debe tener la habilidad y la experiencia para fomentar la motivación intrínseca. Debe enseñar a motivar no a través de bonos, incentivos, premios, resultados o cosas por el estilo, sino a través de la consecuencia natural de hacer o no hacer las cosas. Esto impulsará líderes que tengan alas muy grandes y líderes que tengan raíces muy profundas. En otras palabras, líderes visionarios y humildes.
Tipo de mentor 2
Casi todos los alcohólicos descubren, por accidente si quieres, el alcohol en la adolescencia. Cuando el individuo es infante solo se requiere de la aprobación de los padres, pero al crecer necesitamos también la aprobación de los semejantes. Lo que nos permite incorporarnos a nuevas tribus.
Este momento de transición es muy estresante y descubren en el alcohol los efectos tranquilizantes de la dopamina. Y esto ocurre cuando tomas bebidas alcohólicas, cuando fumas, cuando juegas, cuando apuestas, cuando utilizas redes sociales y dispositivos móviles.
El problema es que existen restricciones de edad para fumar, para beber, para apostar, pero no para el uso de redes sociales ni teléfonos celulares. Y desafortunadamente, esto programa las mentes de las personas y por el resto de su vida, cuando se sufre estrés importante acuden, en el mejor de los casos, a la salida temporal de la tecnología usando las redes sociales, liberando la dopamina que te tranquiliza.
Lo que genera que tengamos a una generación emprendedora que no ha desarrollado los mecanismos sociales de supervivencia para lidiar con el estrés. La consecuencia de liberación de dopamina a través de las redes sociales es que empezamos a vivir la vida para mostrarla y no para disfrutarla.
Un mentor que necesitan los emprendedores y empresarios jóvenes debe tener la habilidad y experiencia para fomentar la comunicación. A través de la comunicación fortaleces relaciones, pero también a través de la comunicación es que las empresas generan y exceden resultados. Esto impulsará líderes que a con base en su comunicación fomenten equipos de alto rendimiento, sinergia en las organizaciones y aprendan a desarrollar el potencial de su capital humano.
Tipo de mentor 3
Antes escribir una carta, llevarla a la oficina postal, que la enviaran, que la persona leyera su contenido, respondiera la carta, y llegara su respuesta a nuestras manos, era un proceso que podía demorar hasta meses. Ahora estamos inmersos en un mundo de recompensa instantánea. Quieres hablar con alguien mandas un WhatsApp y en segundos te contesta. No hemos ahorrado todo el tiempo de antes y ¿acaso vivimos una vida más relajada?
Un experimento del 2014 publicado en la revista Science se trató de pasar a 15 individuos a solas, desconectados del mundo tecnológico, dándoles la opción de darse ellos mismos pequeñas descargas eléctricas si quisieran.
Al principio sonaba de locos, pero solo bastaron 6 minutos para que empezaran a darse ellos mismos estas descargas eléctricas. Se está creando algún tipo de drogodependencia emocional que hace que vayamos saltando de una emoción a otra de manera instantánea sin tener un parapeto de la distancia o el tiempo.
¿Quieres salir con alguien? Ni siquiera tienes que aprender a “ser”. Solo colocas tu perfil en cualesquiera aplicaciones de citas (y es opcional… si quieres) y si no les gustas bien y si les gustas deslizas hacia arriba tu pantalla del celular y ¡listo! Eres todo un galán que hasta tienes ya una cita. ¿Quieres ver una película? Solo basta entrar a cualquier plataforma y elijes lo que quieres ver.
Todo lo que quieras lo puedes tener instantáneamente. Excepto dos cosas: satisfacción laboral y fortaleza en las relaciones. No existe una app para esos procesos lentos, incomodos, serpenteantes, desordenados, etc.
Un mentor que necesitan los emprendedores y empresarios jóvenes debe tener la habilidad y experiencia para fomentar tres cosas: paciencia, presencia y prudencia. Un mentor que sepa transmitir que ciertas cosas que de verdad importan en la vida como el amor, el éxito laboral, la autoestima, cualquiera de estas cosas, entre otras que quizá no haya mencionado, toman tiempo.
Tipo de mentor 4
Actualmente, los jóvenes están emprendiendo o están incorporándose a nuevos emprendimientos de alguien más. Lo que está pasando es que entramos o empezamos ambientes corporativos en donde tristemente importan más los números y las ganancias a corto plazo que la vida a largo plazo de ese joven ser humano. Donde importa más un cierre de año, entregar a un cliente, conseguir el mejor precio/costo o cómo es que vamos a iniciar el año con COVID, que la vida del capital humano.
Entran o se inician empresas que no enseñan al capital humano a construir confianza en si mismos, en empresas que no les están enseñando a aprender habilidades de cooperación, que no les están enseñando a superar los desafíos del mundo digital y las tecnologías exponenciales, que no les están enseñando las habilidades sociales que faltan, que no les están enseñando a superar las necesidades de la recompensa instantánea en la que vivimos, que no les están enseñando a crearse un sentido de vida propio compartido con la organización aún, cuando este tenga fecha de vencimiento.
Un mentor que necesitan los emprendedores y empresarios jóvenes debe tener la habilidad y experiencia para fomentar, ya no el balance entre vida y trabajo sino fomentar el balance entre vida y tecnología. Un mentor que sepa crear mecanismos en donde pequeñas interacciones sucedan en las empresas. Interacciones que creen relaciones y fomenten la confianza.
Las ideas pasan cuando las mentes divagan, cuando vez algo y dices – apuesto a que yo puedo hacer eso. Ese es el inicio de la innovación. Un mentor que sepa crear esos pequeños e insignificantes pero poderosísimos instantes de interacción. Un mentor que sepa crear y mantener la humanidad de las personas en un ambiente totalmente digital.