El humor y la curiosidad son la más pura forma de inteligencia. – Roberto Bolaño
Este no es un concepto nuevo. Probablemente empezara ya con los primeros habitantes del planeta. Y hasta se dice que fue la curiosidad la que perdió a Eva… Sí, sea como sea, fue también gracias a ella que se fueron descubriendo muchas cosas: frotando palitos o piedritas se hizo el fuego y así como eso se ha ido llegando a nuestro inseparable compañero, el móvil.
Es que una actitud de curiosidad por aprender, por enterarnos de más y más es la que comprobadamente separa – incluso - a un anciano de otro. Aquel que todavía es curioso por saber del mundo que le rodea sale adelante con mayor vitalidad, o por lo menos, con mayor alegría.
Y esa cualidad se aplica a todo tipo de aprendizaje, pero es en este caso, el aprendizaje de un idioma, el de lnglés en particular, el que nos ocupa.
Si vamos con miedo, con pesimismo, o simplemente con una actitud negativa, aprenderlo será una carga, un sufrimiento inaguantable. Porque sí, es verdad, diferenciar sus miles de formas de pronunciar, que prácticamente no tienen reglas… sí… sin duda requiere de una actitud positiva, de lucha, de perseverancia y – ¿por qué no? de curiosidad. Curiosidad por saber cómo se forman las palabras, las diferencias con el Español, las sutilezas, y al verlo así, como un entretenimiento, como un pasatiempo, como un ejercicio de disciplina, de mejora, de evolución, cobrará un sentido distinto y – sin duda – facilitará su dominio.
Y si a ello le ponemos humor… ya estamos realmente haciendo el mejor uso de aquello que llamamos “Inteligencia Emocional” – y, a decir verdad, es que hay que “echarle h…, perdón… valor” para aprender de sus rarezas, sus expresiones, el que usen la misma palabra para mil cosas totalmente diferentes… y sí… reírnos de las incongruencias y de aquellos benditos que empezaron a hablarlo. “El humor y la curiosidad como las más puras formas de las inteligencia…” (¡entre otras!) - Alá! a reir y tener curiosidad por la vida!