La educación ecológica es imprescindible para enfrentarse a la crisis climática.
En las escuelas todavía no existen iniciativas de vanguardia que busquen dar respuestas a la actual situación de nuestro planeta.
La joven activista global Greta Thunberg lidera a los jóvenes que quieren encontrar el camino más adecuado para minimizar el impacto de la vida humana sobre el planeta y todos los seres vivos que lo habitan.
En la pasada Cumbre del Clima celebrada en Madrid, las personas participantes reflexionaron sobre los cambios que necesita la educación para caminar hacia una sociedad sostenible y libre. Según Katherine Weare, coautora del libro “Los educadores felices cambian el mundo” (Kairós, 2019), primero los profesores han de ser felices ellos para desarrollar la personalidad de los niños/as y la compasión hacia los seres vivos, así como la conciencia sobre los problemas de sostenibilidad y ecologismo.
Los valores que la educación debe transmitir son aquellos que proclama la literatura oficial en materia de educación: respeto por la diversidad humana, cuidado del planeta, justicia, igualdad…hay que dar un impulso a la educación en estos valores. En educación ambiental hay que destacar la emergencia climática e insistir siempre en el sentido crítico: la capacidad de cuestionar el poder establecido.
No se trata sólo de crear una nueva asignatura, sino de la alfabetización climática y ambiental integral de modo que nadie pueda terminar la educación secundaria sin las nociones básicas de qué es el cambio climático, de dónde viene y que debe hacerse para frenarlo. O de las grandes amenazas a la biodiversidad que debe impregnar toda la acción educativa.
Para construir un futuro mejor debemos crear una red colaborativa y cooperativa, para poder lograr una sociedad más equitativa y justa.
El cambio es posible si todos nos unimos por el bien del planeta!