La música y las artes en general son disciplinas que pueden potenciar la integralidad e interdisciplinariedad de manera muy efectiva si se hace de manera correcta, entregándonos herramientas que respondan al mundo y la sociedad actual.
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La música es capaz de desarrollar al humano desde lo cognitivo, motor y emocional, permitiéndonos lograr conectarnos con nosotros/as mismos/as y con el entorno, trabajar el cuerpo y la sensibilidad, liberar, escuchar, valorar, relacionar, memorizar y expresarnos para dar lugar a diálogos y aprendizajes variados y constructivos, generando un espacio donde el proceso de enseñanza- aprendizaje pueda trabajar constantemente desde lo integral e interdisciplinar, y así, desarrollar aptitudes que nos permitan crecer y potenciar diversas áreas de la vida.
¿Qué entendemos por integralidad e interdisciplinariedad?
La integralidad en la educación consiste en abarcar la enseñanza desde todos los aspectos y facultades del ser humano, atendiendo sus dimensiones físicas, afectivas, sociales, cognitivas, culturales, morales y espirituales, entre otras, con el fin de ir desarrollando herramientas para la vida (conocimientos, habilidades y actitudes) a través del aprendizaje, y responder a la heterogeneidad que existe en la sociedad.
En cuanto al concepto de interdisciplinariedad, este aludiría a la necesidad de responder a la vida desde distintas aristas, trabajándolas en conjunto para que tengan un sentido, ya que la vida tiene un carácter interdisciplinario de por sí en la cual se trabaja uniendo distintas áreas para generar un todo.
La interdisciplinariedad en la educación no consiste solamente en
observar el aprendizaje de una disciplina desde otra asignatura, sino más bien, en trabajar un mismo aprendizaje desde varias asignaturas o experticias, desarrollando la
habilidad de trabajar con otros/as y aprender desde los diferentes puntos de vistas, intereses y conocimientos.
Relación Profesor/a-Estudiante para un aprendizaje efectivo
La interacción profesor/a-estudiante es fundamental dentro del desarrollo del alumno/a, ya que esto puede tanto perjudicar como potenciar su aprendizaje si no se toman las acciones pertinentes.
Para esto, como docente creo que esta relación debe estar enfocada en responder a las emociones, necesidades, motivaciones e intereses de los/as estudiantes desde la empatía y la confianza generando así la búsqueda de espacios de contención y de libertad para la expresión, lo que, a su vez, fomenta la formación de una comunidad.
De esta forma se facilita la posibilidad al estudiante de ser consciente de sus procesos, patrones de pensamientos y habilidades con el fin de poder lograr el camino necesario para que cada uno/a pueda otorgarle un sentido a su aprendizaje. Es necesario que dentro de esta interacción se logre una comunicación efectiva y afectiva, en la cual el o la docente actúe como una autoridad libertaria que le permita guiar de manera adecuada el proceso de aprendizaje, enfocándose en el/la protagonista: el/la estudiante.
La educación para mí, es una de las herramientas más importantes para el cambio, esta no solo consiste en la enseñanza de conceptos o materias específicas, si no que principalmente, en la búsqueda y entrega de un espacio de aprendizaje integral e interdisciplinar que nos permita desarrollar herramientas para la vida desde las necesidades e intereses, crecer desde el trabajo autónomo y con el/la otro/a entendiendo al estudiante como protagonista.