Hay un millón de ideas y observaciones sobre las que cualquier profesor despierto podría usar una oportunidad como esta para comentar. Me gustaría comenzar con lo que para mí es el numero uno, el despliegue de una auténtica paciencia por parte de un profesor como manifestación de amor por su trabajo y por su paciente, es decir, un alumno que siente que padece como fuera una enfermedad el no poder de entender el inglés hablado por hablantes nativos, después de haber estudiado toda su vida joven, o incluso la vida vieja. Obviamente algo se perdió en la traducción...
A veces se nota que un estudiante, acostumbrado a las técnicas educativas masivas nacidas de la necesidad en el entorno escolar, se imagina que se enfrenta a una reserva natural de impaciencia encarnada por su maestro. Una de las tareas más urgentes de los profesores es despejar el campo de cualquier noción tóxica de este tipo. Su profesor no debe lograr esto con palabras y protestas, sino con sus acciones y su primer objetivo es crear una atmósfera de bienvenida confortable en que su estudiante pueda vivir durante toda la clase. Esto iniciará el proceso crucial de la normalización del inglés en la vida de un alumno. Esto no quiere decir que ese normalización no puede lograrse en el café o en la casa o el lugar de trabajo del estudiante, sino que, por el contrario, cuando el profesor puede proporcionar una atmósfera tranquila y confortable, se facilita naturalmente una profundidad de asimilación, la ósmosis, si se quiere, proporcional a la calidad de la experiencia. En Plan BE pensamos en estas cosas .. . .natch!
Esto no es necesariamente lo más fácil de lograr para un maestro que vive en condiciones difíciles. En esos casos es probablemente mejor restringir las clases a la casa del estudiante o a un local comercial. Somos afortunados en este sentido, ya que todos los miembros de mi grupo de profesores disponen de una sala de estar dedicada en ''la residencia BE''. Limpio, cómodo y con una buena entrada de aire en verano y una selección de asientos, además de un baño en suite para que el cliente se sienta como en casa.
Su maestro lavará su vaso o taza y plato después de las bebidas y snacks suministrados igualisimo como lo haría para un invitado muy querido, sin coste ninguno a sus energias, por el contrario. Todo forma parte de la atmósfera "orgánica" que un gran maestro crea instintivamente, impregnado de amor por su vocación y por su alumno. La paciencia cae naturalmente de tal ambiente como un primer principio natural dado de aprendizaje. En la conversación y a través de la interacción social diaria, así como escuchando a todos mis estudiantes aquí en Plan BE mientras me dan su opinión sobre sus experiencias, puedo asegurar que todos los profesores de mi grupo están a la altura en lo que respecta a este requisito fundamental del docente para una paciencia total. Ok Sr. Santo, usted se preguntará, ¿su santo majestia encontró alguna vez al borde a su límite en alguna situación? De hecho, me vienen a la mente dos situaciones en las que si, me fracasé. Digo que fallé porque, claro .. que siempre hay una solución. No creo de hecho que mi paciencia haya fallado. Diría más bien que fallé yo a mi paciencia, la saboteé con la misma pasividad con la que asediaba esa situación tan particular de la docencia. Y de esto no puedo estar nada muy comodo porque en el 20-20 de la retrospectiva sé que dada más paciencia y mejor pensamiento y más tiempo y comunicación, debe haber habido una solución. Me encontré en el empleo para enseñar a un joven estudiante que obviamente estaba pasando por una etapa muy difícil en su vida de adolescente, volviéndose ultra dependiente de la moda y de las opiniones de sus compañeros y muy probablemente sufriendo el pánico tan silencioso que a menudo subyace en la vida diaria de una persona de esa edad. El joven de 16 era tan incapaz de liberarse de su preocupación por sí mismo, de su peinado, de sus pensamientos circulares sobre su lugar en el mundo de sus colegas en el que se sentía empujado por la vida, que parecía incapaz de prestar atención a cualquier palabra o actividad que pasara entre nosotros. Después de meses de una aparente no-progresión circular, decidí que necesitaba que él tomara una decisión adulta sobre si deseaba continuar o no con esta imposición del idioma inglés en su vida, ordenada por sus bien intencionados padres. Le dije amablemente que podía expresar su decisión de comprometerse o liberarse de estas clases, que a mí me pareció una especie de penitencia para él, mediante la producción de un texto escrito de su propia mano, dentro de siete días de mi petición. Debo decir rápidito que la producción de manuscritos es, por un complejo de razones en el mundo de hoy, una actividad muy cargada para casi todos y cada uno de los estudiantes. Para un geekie friki como yo esto es sólo algo que puedo comprender a través de un acto de análisis y empatía deliberada, ya que para mí el placer de escribir -cuentos cortos, canciones, lo que sea ------- tal como tocar música no es ni más ni menos, que comida y vino, le digo plenamente. En mi humilde opinión me atrevería a aventurarme a decir que sin la voluntad de comprometerse con el papel, un estudiante está paralizando su facilidad de aprendizaje y de una manera trágicamente fundamental, especialmente cuando dicho alumno está pagando por sus propias clases, pero discúlpeme, divago...
La composición, de cualquier longitud, preferiblemente más de 200 palabras (pero personalmente he llegado a despreciar el conteo de palabras), podría ser una discusión sobre la utilidad del idioma inglés para una persona del mundo de hoy y la importancia del disfrute como parte integral del proceso de adquisición. Aquí debo señalar que la mayoría de nuestros estudiantes aquí en El Plan son adultos que actúan por su propia cuenta asistiendo a clase y por lo tanto, libre de cualquier obligación, su disfrute es tanto un hecho como un prerrequisito. El caso de los niños y adolescentes es mucho más complejo en este sentido y un profesor debe crear activamente el disfrute en el caso de un niño obligado a asistir a clase, utilizando todas las técnicas agradables ---- jugando a las cartas y al ajedrez, por ejemplo, relajando la preocupación por la conversación lineal.
Le expliqué al muchacho, aparentemente tan determinado a estas alturas en su resistencia que se había convertido en una costumbre, que si decidía dejar mi petición de tarea, la escritura del texto sin cumplir, entonces aceptaría eso como un deseo implícito de no continuar con la imposición del inglés sobre su joven vida y le pediría a su padre que me sacara del caso. Por supuesto que soñaba con que él saldría adelante y que nosotros nos convertiríamos en héroes de la causa de la erudición, el aprendizaje y la cultura, pero la realidad no era tan buena en esta ocasión y Javi aprovechó la oportunidad para completar su largo proceso de liberación de su tormenta, una decisión que, al igual que la de un joven adulto (cabe señalar que este profesor yo había salido de la escuela y había empezado a trabajar en un entorno adulto muy presurizado a la edad de quince años).
Así que bien, nunca perdí la paciencia con Javi, y siento por él en medio de los problemas que traerá una adolescencia difícil, pero dada la circularidad de la situación en la que semana tras semana, a través de un despliegue de una pasividad tan, digamos, activada, Javi fue capaz de desechar mis mejores esfuerzos para acabar hasta en el vacío del outer space, y conseguí finalmente anular mis reservas de la paciencia, tanto naturales como profesionales, y lleve una situación de pérdida a una conclusión, usando, básicamente, la misma pasividad a la que mi estudiante había tratado a la clase misma.
En resumen, se trata de una breve historia ilustrativa de la paciencia y sus límites ocasionales y no demasiado felices. No me pudo causar ninguna alegría, excepto como la excepción de lo que demuestra la regla, según las palabras del refran. La paciencia es tan dada aquí en Planeta BE, hogar del 'Inglés Orgánico' ---- como debe ser en cualquier situación de la enseñanza ----- que apenas se lo piensa, pero dado que en muchos casos un estudiante trabaja bajo una carga inconsciente de la suposición de la impaciencia automática de un profesor, es ciertamente un tema digno de una intensa consideración, tanto en la vida de un profesor como en la de su alumno. Recomendaría una discusión sobre la paciencia como un aspecto central de las conversaciones en curso entre el profesor y el alumno. Esto sólo puede ayudar aún más a permitir que el estudiante se relaje en la segunda lengua que elija para su propiedad y la normalización de la misma y así crear finales más satisfactorios y felices para todas las historias ------ sin la excepción ninguna para demostrar la regla