Cada época de la historia, cada circunstancia social trascendental trae consigo una serie de cambios que se encadenan simultáneamente. Entre estos cambios, encontramos uno de vital importancia: la Educación. Sin embargo, hoy en día, no se requiere esperar una década o más, para que dichas transformaciones sociales se manifiesten de manera inmediata.
Uno de los fenómenos protagónicos donde se evidencia que el cambio es ahora es el avance tecnológico.
Estamos inmersos en la era de la tecnología, inmiscuidos en un sistema instantáneo de comunicación, de entretenimiento y educación a través de la red. Estamos siendo transformados constantemente, es una era digital cuya huella ya no se inscribe en papel, sino que viaja alrededor del mundo sin preguntar Por qué o Cómo o Para qué.
De acuerdo a este universo que se plantea y que en tiempo récord ha facilitado la inclusión de la humanidad y por lo tanto el abordaje a todos los andamiajes y estamentos de la sociedad encontramos uno de total relevancia para lo que nos compete este texto y cuyo tema es: los nuevos retos de los educadores.
Los docentes no solo deben avanzar en este cronometro de velocidad de la web, sino fusionar, adherirse a cada estructura de planear, educar, ejecutar y evaluar en red. Debe estar capacitado para competir con programas que traduzcan el gen de los nuevos niños, niñas y jóvenes. Y deben “nadar” por decirlo de alguna manera entre todos los tentáculos que ofrece este claro y nutrido universo del Internet.
Nuestros estudiantes cada día tienen un referente no de escuela tradicional y que acuden a ella sin la necesidad de un vínculo que determine su rendimiento o su procedimiento y se sienten “libres” de adquirir su conocimiento al ritmo de sus propias necesidades.
Siendo así, los docentes en todos los niveles de la educación tienen un reto mayor y es adquirir las destrezas de los nuevos patrones de enseñanza-aprendizaje, deben tener las habilidades para suscitar cuál es el mejor ducto de información y conocimiento que se encuentra en la red. Y deben priorizar el interés, en un acercamiento más amable con lo que Internet ofrece en torno al ambiente educativo.
Es decir, los docentes de Colombia necesitan reflexionar acerca de su rol en el manejo de la TICs, para lograr nivelar los intereses de los niños y jóvenes con las nuevas prácticas docentes en el salón de clase.
Sin duda, aquí hay un ojo de huracán porque muchos no han logrado todavía adentrarse en este universo de la web y mucho menos en utilizar las herramientas pedagógicas que ésta ofrece. Y no se trata solo de aprender a manejar ciertas herramientas ofimaticas sino de “adueñarse” de esta nueva manera de presentar, ver y crear conocimiento.
Para esto y estar acorde a lo planteado, los docentes requieren de aulas especializadas, donde los recursos tecnológicos garanticen la nueva cultura de enseñanza-aprendizaje. Es imposible avanzar en estos retos sin la inversión oportuna de aulas inteligentes donde los estudiantes y maestros puedan acceder de manera inmediata a las propuestas interactivas de un trabajo simultáneo en red.
Los docentes no pueden dejar de lado el paso gigantesco que ha dado la tecnología y de cómo cada vez es prioritario que ellos se acerquen sin “miedos” a la construcción de su plan de aula, de las actividades curriculares, de su intervención pedagógica, etc.; a través de las diferentes maneras que brinda la red.
Los docentes, maestros de hoy requieren de igual manera dar ese “salto” y comprender que no hay un desplazamiento de su labor, sino que es indiscutible que el diálogo pedagógico con los nuevos estudiantes ha cambiado y se hace necesario que el docente tenga otra mirada frente a lo que sucede en esta nueva era de la tecnología.
P.D Este texto fue escrito hace cuatro años atrás antes de la Pandemia.
Magda J. Villa
Cali, 21 de julio de 2016