La enseñanza de la música no siempre ha poseído un valor relevante en la educación, pues su etiqueta de asignatura "maría" ha permanecido durante muchos años, sin tenerse en cuenta su potencial educativo. No obstante, en la actualidad se considera un recurso pedagógico excepcional para enriquecer la formación integral del estudiante.
La música no sólo fomenta la creatividad y estimula la imaginación infantil, sino también potencia la capacidad de memoria, de atención y de concentración. Asimismo, promueve la sociabilidad, potencia la autoestima y mejora la facilidad para la resolución de problemas.
Además de potenciar las capacidades cognitivas, la música tiene una estrecha relación con la educación motriz. Gracias a la música, los niños/as pueden lograr una mejor conciencia del esquema corporal, una mayor coordinación, y otros aspectos relacionados con el ritmo, el espacio o el tiempo.
En este sentido, se ha demostrado que un profesor de música puede ayudar a desarrollar estimulación auditiva, motora y visual del niño/a, lo que provoca grandes beneficios en la actividad cognitiva y puede significar una mejora en las conexiones futuras de aprendizaje.
En definitiva, la música juega un papel fundamental en todos los planos del desarrollo del niño/a (cognitivo, físico y socioemocional); y, por tanto, su valor educativo resulta innegable en la escuela de nuestros días.
Como conclusión, la música hoy día constituye un elemento de valor incuestionable para favorecer la salud cognitiva y emocional en edades tempranas, entre otros aspectos positivos; lo que supone una gran oportunidad para utilizarla como herramienta pedagógica en beneficio del desarrollo integral y armónico del niño/a.