Para muchos hablar de “copiar” y “pegar” para hacer trabajos de investigación, se ha convertido en una aberración intelectual, en la cual los docentes expresan “ahora todo es copiar y pegar”, “Internet no deja pensar”, “los jóvenes ya no saben lo que es un libro”. Esto sale a relucir en los hallazgos obtenidos en mi tesis doctoral, en el cual algunos docentes han usado el “copia” y “pega” como herramienta de aprendizaje con sus estudiantes. Usándolo como requisito para cumplir una asignación, copiar ideas sin llegar a pensar y menos a producir. Es una herramienta inherente al estudiante que han ofrecido los procesadores de texto y otros softwares. Entonces, me pregunto, ¿cómo luchar contra el enemigo?
Sin embargo, nos percataremos de que no es un simple acto de trance e inconsciencia en el cual el estudiante tomó cualquier texto, lo pegó en el procesador y lo presentó como su producción; realmente estamos guardando todas las proporciones frente a todo un proceso que implica búsqueda, lectura atenta, capacidad de crítica, de conexión de las ideas, y hasta un poco de astucia para entregarlo al docente como un escrito con ideas originales, supuestamente realizado por el..
Es allí donde el docente debe aprender a usar sus estrategias didácticas, tal como lo manifestaba uno de mis informantes claves, el usar el “pegar”, como consecuencia del copiar, y es entonces que decimos ¿cómo hacerlo? ¿cómo condicionarlo? Una de ellas, sería el pegar condicionado, es decir su propósito es hacer la copia menos evidente. Es decir, no quedarse con la información recibida por parte del estudiante de manera estática, sin llegar a convertirla en dinámica, implica generar discusiones intelectuales entre los estudiantes y el docente, con la finalidad de que el aprendiz pueda internalizar, mediante muchas técnicas, la asimilación, el ensayo y error o cualquier otra estrategia de aprendizaje y permita de esta manera pegar una información más digerida por el y contribuya a la generación de información.