Me reconozco como una profesora que más allá de la excelencia que te pueden dar las certificaciones y diplomas, encuentra su placer la sencillez del contacto humano que te proporciona dar clases a niveles que no podrías en otro tipo de profesión. Y es que una vez que estás frente a un alumno o un grupo, estás frente a personas de distintos contextos, diversas preocupaciones que además están en constante cambio, por tanto la planeación de clases siempre va a sufrir modificaciones para poder adaptarte a cada circunstancia.
Por otro lado la gran fortuna de ser profesor de idiomas y más aún, profesor particular de idiomas, es que la motivación del alumno por aprender lo que quieres transmitir está presente, ya sea un viaje de negocios, un paseo turístico, un intercambio cultural, la inquietud de leer a otros autores en su idioma original, hacer amigos, mejorar profesionalmente e incluso a veces para poder comunicarse con una nueva pareja; sea la motivación que lo impulsa, como profesores tenemos la oportunidad de tomar esa motivación y convertirla en algo mucho más trascendental, pues la lengua es el bien humano por el cual podemos acceder y ampliar la experiencia de vida.
Sin embargo la motivación no es suficiente, pues el alumno y el profesor se encontrarán con algunos obstáculos sobre todo para hablar, pues si bien se puede aprender escuchando, leyendo y escribiendo, la producción oral involucra muchos escenarios que no pueden emularse a la perfección en un aula o salón privado. Por supuesto se puede intentar, pero faltaría el "ruido": las interrupciones, la velocidad real de un hablante nativo que no se va a detener para decirte algo. Todo ese ruido, como me gusta llamarlo, va a aparecer en las situaciones reales pero nunca en el aula y es muy bueno preparar a los alumnos para éste.
Así, al haberlo vivido yo misma como alumna/autodidacta, sé lo difícil que puede ser enfrentar el mundo real, por lo que una de las estrategias con las que inicio es la de la confianza. Con esto no me refiero únicamente a la confianza en mí como profesora (que por supuesto está contemplada), me refiero a la confianza en ellos mismos, en saber que pueden hacerlo, que no necesitan pensar mucho para producir una oración. Por lo tanto, para mí es más importante enfocar muchas clases en fomentar la confianza y una vez que la veo, puedo dedicarme a "retacar" al alumno de contenidos concretos.
Como sabemos, la confianza en difícil ganarla y muy fácil perderla, así que como cualquier amistad o relación amorosa, la confianza se tiene que alimentar mientras un alumno esté en nuestras manos, recordarle constantemente lo que hace bien y hacerle saber los métodos que mejor le han funcionado a la hora de aprender y sus fortalezas para comunicarse efectivamente. Podría nombrar muchísimos ejemplos que me vienen a la cabeza, pero este es solamente el texto introductorio para un tema que abarca muchos más y que seguramente estaré compartiendo aquí.
¿Qué opinas de la confianza para hablar un idioma?