Hay evidencias científicas que demuestran que la música a través de la musicoterapia puede ser aplicada a varias prácticas médicas: ansiedad y estrés, tratamiento de pacientes oncológicos o de pacientes con trastorno de lenguaje y hasta se puede aplicar a la odontología reduciendo estrés previo a una intervención.
Me parece interesante tener disponible un tratamiento musical que pueda mejorar el estado físico de una persona y poder someterse a estas procedimientos sin los potenciales riesgos de lo demás tratamientos. Por eso muchas personas se animan a descubrir lo que ofrecen las clases de música.
Desde la antigüedad, se ha ido acumulando evidencia de que con la ayuda de la música es posible mejorar el estado funcional de las personas, su estado psicológico, ralentizar el proceso de envejecimiento, cambiar la actividad de los analizadores y el sistema nervioso autónomo. Nos ayuda a desarrollar el equilibrio psíquico y emocional, permitiendo de llegar a un estado de relajación, felicidad y bienestar. Solo tenemos que escuchar musica adecuada al momento correcto para lograr un estado de relajación, quitar el estado de ansiedad, regularizar la curva respiratoria y la frecuencia cardíaca.
Con la música podemos llegar a lo más profundo de cada individuo. Nos puede transmitir varios estados mentales y emociones que acceden a la esfera afectiva e intelectual. Escuchar, tocar, componer música desarrolla nuestra sensibilidad y creatividad. En cuanto más géneros y compositores conocemos, más ampliamos nuestros gustos musicales y nuestra capacidad de análisis. La música no solo crea estados emocionales, sino también potencia aquellos estados que una persona está ya viviendo: por esta razón solemos escuchar música durante celebraciones o eventos para ampliar nuestra alegría o en caso contrario en momentos de tristeza, tocamos un instrumento o escuchamos música que nos ayuda a metabolizar mejor el dolor.