Apropiación del espacio familiar para el aprendizaje significativo

El concepto de “apropiación”, desde la orientación de la psicológica tiene su origen en la filosofía marxistas; ya que fue la psicología promulgada por Lev Semionovich Vygotski y Aleksei Nicolaevich Leontiev quienes pusieron en boga el término en la época.

En este sentido, la apropiación se entendió como un mecanismo social básico del desarrollo psicológico del ser humano. Asumiendo la premisa de que las personas se “apropian” de la experiencia vivida en contexto, lo cual concretiza los significados a partir del imaginario colectivo de la realidad.

Por lo tanto, haciendo énfasis en la “construcción sociohistórica” de la realidad, el niño pasa por un proceso psíquico simbólico para poder dar significación a las experiencias sociales. Esta práctica instrumental y social a la vez, contribuye en gran manera a la interiorización de los valores y configuración de la conciencia en general.

La apropiación nace desde una conceptualización dual de la realidad; lo cual se explica muy bien en el “modelo dual de la apropiación” de Pol (2002). Este modelo, describe principalmente al proceso de apropiación como una acción- transformación, la cual se realiza paralelamente a un proceso de identificación simbólica con el espacio. Todo esto, vinculado con otros procesos de origen afectivo, cognitivo y comunicacional. De este modo, la teoría planteada explica que el entorno manifiesta dimensiones del comportamiento más allá de lo funcional.

“Los procesos que implican el fenómeno de la apropiación del espacio suponen una forma de comprender y explicar cómo se generan los vínculos que las personas mantienen con los espacios, bien como “depósitos” de significados más o menos compartidos por diferentes grupos sociales; bien como una categoría social más, a partir de la cual se desarrollan aspectos de la identidad; bien como tendencias a permanecer cerca de los lugares, como fuente de seguridad y satisfacción derivadas del apego al lugar”.(Vidal y Pol, 2005:286).

En este sentido, promover actividades pedagógicas que incluyan la apropiación del espacio ayuda a los niños a desarrollar su percepción de los fenómenos sociales desde el descubrimiento de su propia identidad. Conocerse a ellos mismos y reconocerse en el otro es parte fundamental de los procesos interactivos; lo cual también implica el reconocerse en los espacios y las disposiciones de los objetos.

Existen diferentes formas de apropiarse de un espacio, pero las tendencias más generalizadas son la habitualidad (tendencia a permanecer cierto tiempo en un lugar de forma habitual), la identificación o autodescubrimiento (reconocer el entorno como extensión de uno mismo) y el apego emocional (cuando la habitualidad e identificación comienzan a formar parte importante en la toma de decisiones que no tienen que ver con el lugar propiamente).

El espacio escolar ya cuenta con la parte habitual en la cotidianidad de las clases; por lo tanto, viene a ser importante lograr que los niños sientan que el espacio y todas las disposiciones de los objetos son una extensión de su identidad y hasta de su propio cuerpo. Sine mbargo, en tiempos de cuarentena, donde el hogar ahora se transforma en el espacio de enseñanza, la identidad familiar viene a representar un papel fundamental en la adquisición de nuevos conocimientos,

Para lograr la apropiación del espacio familiar como medio de aprendizaje de contenidos escolares, existen múltiples herramientas didácticas y miles de métodos pedagógicos; los cuales estaré explicando en las próximas entradas.

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