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Una vez que armaste el esquema del texto (aquí las pautas para lograrlo), debés dejar que el mismo "repose" un tiempo: tomá distancia de lo que escribiste y no lo releas. La idea es que después de cuatro o cinco días, el texto te sorprenda y puedas leerlo con los ojos de alguien que no está en tu cabeza (como tu profesor o profesora) y notar rápidamente los errores.
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Dale tu trabajo a algún compañero o compañera que pueda hacer comentarios pertinentes, porque también cursó la materia. Siempre es buena idea hacer intercambios, porque quizá la otra persona no te diga algo que puedas incorporar en el escrito, pero seguramente te haga pensar en cómo un tercero entiende lo que quisiste expresar. Recordá que los profesores no estamos en tu cabeza: no podemos adivinar "lo que quisiste decir" si no está explicitado en tu trabajo.
- Revisá que la idea-clave de cada párrafo esté explicitada: que se entienda qué quisiste expresar en cada uno.
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Siempre podés cambiar el eje si tu escrito derivó hacia otra hipótesis; lo importante es mantener la coherencia. Es decir, si te gusta cómo quedó el trabajo pero no es exactamente lo que habías planeado en un principio, podés modificar el título y la introducción, por ejemplo.
Terminé el escrito... ¿qué cosas debo revisar?
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La coherencia y cohesión: usá conectores para ordenar las ideas y evitá las repeticiones a través del uso de pronombres.
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La distribución en la hoja: que los párrafos tengan todos aproximadamente la misma extensión y que tenga alineación justificada.
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La ortografía: releé el texto haciendo foco en la ortografía y los posibles errores de tipeo. Para esto, quizá te sirva imprimir el trabajo y marcar los errores con color.