LLevo más de una década trabajando con adolescentes y dejando a un lado las capacidades de cada uno el principal estigma que impide su desarrollo educativo es la ausencia de motivación.
Muchos alumnos entran cada día en el aula como una obligación, lo que impide un desarrollo adecuado de sus capacidades, limitándose ellos mismos a alcanzar sus propios objetivos.
Considero que trabajando la motivación desde edades más tempranas podemos inspirar a nuestros alumnos, darles un objetivo, en definitiva, mostrarles su camino.
La educación emocional puede prevenir, entre otras, situaciones de adicción, ansiedad, depresión, agresividad, bullying y otras conductas de riesgo.
La sociedad necesita de personas diferentes para realizar trabajos distintos y que cada una aporte lo mejor de sí misma al bien común.
Cada individuo es único al igual que lo es su manera de aprender o su forma de enfrentarse a cada piedra del camino, pero a veces es necesario un guia que te ayude a conocerte y fortalezca la confianza en uno mismo que a menudo necesitamos.
El saber como gestionar nuestras emociones, es una herramienta poderosa a la hora de enfrentarnos a un examen o incluso a una entrevista de trabajo.
Tenemos que lograr que nuestros alumnos aprendan no solo dentro sino fuera del aula.
Implicar a las familias durante este proceso es todo un reto y además es el pilar fundamental para el desarrollo del alumno, el tamden profesor - alumno - familia es un modelo que funciona.