Aunque las pruebas finales han empezado ya en muchos centros y universidades, junio es el mes de exámenes finales por excelencia. Todos sabemos que demostrar nuestros conocimientos en un test final siempre conlleva momentos de nerviosismo. Mantener los nervios a raya no es sencillo y, especialmente cuando son varios los exámenes por hacer y cuando se trata de la evaluación final de un curso. Aunque se nos diga que es fundamental mantener la calma y nos cuesta aplicar consejos y sentido común para procurar estar tranquilos.
Detectar las causas
Aparte de nuestra personalidad y la predisposición que se pueda tener a preocuparse en exceso, hay otras causas más objetivas que pueden hacer de los exámenes un suplicio. Puede ser que seamos los nuevos en un lugar y que nos hayamos marcado metas muy altas más de cara a los demás que a nosotros mismos, queriendo demostrar nuestra valía y ser aceptados en el grupo. Nadie es perfecto y todos nos equivocamos. Será un error pensar que nos vayan a juzgar de por vida por el resultado de un examen. Si vamos a compartir tiempo con un grupo de clase, nos acabarán conociendo mejor, al margen de nuestro resultado final en un examen puntual.
El hecho que el resultado de las pruebas sea decisivo para nuestro futuro (acceso a la universidad, obtención de un certificado oficial, oposiciones, etc.) también nos puede llegar a generar un estrés excesivo. En este caso conviene pensar más en el los contenidos que en el resultado, para no obsesionarnos.
Si las causas del exceso de nerviosismo están en la dificultad de los contenidos, antes que sea demasiado tarde, busca una ayuda. Plantea tus dudas al profesorado, comparte preocupaciones con los compañeros, opta por unas clases particulares (presenciales u online): preguntar es mejor que lamentarse por no haber preguntado por vergüenza o por temores.
Un manojo de nervios…empieza con buen pie
Si nuestro nerviosismo se traduce en una pequeña dosis de estrés, puede ayudarnos en tanto que será algo que nos motivará a estar alerta y activos para rendir mejor en las últimas horas de estudio y en los propios exámenes. El problema es cuando el nerviosismo deviene ansiedad y llega incluso a bloquearnos. ¿De qué nos habrá servido todo el tiempo de estudio si al final nos quedamos en blanco o nos colapsamos? En estos casos conviene optar por algún tipo de actividad que nos permita tanto desconectar como deshacernos de parte de nuestro nerviosismo.
El descanso es esencial para mantener los nervios controlados y también conviene no abusar del café u otros excitantes. No hay una receta universal, puesto que a no todo el mundo le funcionan las mismas estrategias, pero las opciones son numerosas: deporte, yoga, danza, quedar con amigos, escuchar música, manualidades, etc. Encuentra un hueco en tu rutina de estudio para ti, para cuidarte y poder sentirte mejor y así hacer que tu estudio sea más eficiente. No te sientas culpable por estos paréntesis en tu estudio, ya que acabarías generando más nerviosismo.
Saber que estás haciendo bien las cosas también contribuye a estar más calmado. Procura planificar y organizartus horas de estudio, marcando contenidos prioritarios y anotándote dudas y puntos débiles para tenerlos en cuenta a la hora de ir avanzando.
Cuenta atrás: el día del examen
Cuando faltan pocas horas o minutos para sentarse frente a las hojas de examen no pienses en todo lo que hubieras podido repasar y céntrate en todo el trabajo que has ido haciendo. Seguro que llevas el temario mejor de lo que crees si has sido constante a lo largo del curso y no has estudiado deprisa y corriendo en el último momento. El esfuerzo tiene su recompensa: has ido trabajando los contenidos, te has ido familiarizando con todos los conceptos y has procurado comprenderlos y consolidarlos. Intentar recordar algo sin éxito justo antes del examen no significa que frente al examen sí te venga a la mente y puedas responder correctamente.
No obstante, puede ser que hayas trabajado duro y en el momento clave te traicionen los nervios. Descansa bien la noche antes del examen, cuida tu alimentación (nada de ir en ayunas) y dedica tiempo a alguna pequeña actividad que te ayude a desconectar. Justo antes del examen, procura no compartir charlas con otras personas que vayan a examinarte. Lo más probable es que las dudas de último momento y el querer comparar tus conocimientos te perjudiquen y te lleguen a angustiar más de la cuenta.